Pescado para un perro Fuensanta escucha cómo el viento golpea las contraventanas mientras apura el café. Juan se acaba de marchar. Sus dos manos se aferran al calor de la taza. Mira el reloj y se levanta de la silla con un sobresalto, enganchándose el jersey de lana con una esquina de la mesa, que […]
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